Hoy le escribo al afán del amor. Ese mismo que se perdió buscando su vocación antes de suspirar el último latido de su corazón. Intento encontrar una explicación del por qué el entierro de ese sentimiento incomprensible, que se marchitó antes de que sus pétalos brotaran su hermosa flor.
Recorro las calles sin rumbo alguno, intentando no ser invadido por un encuentro de recuerdos que obligan a mi pensamiento vivir una secuencia de anhelos, de besos y caricias que nunca existieron.
Tu ausencia me abraza en esta soledad que gira a través del espacio que me rodea. Comprendo el silencio de tus palabras, a distancia el aire travieso se las llevó a otras fronteras y su paradero nunca llega...
Buen truco el de desviar nuestra imaginación, para no lastimar dos almas que se pudieron encontrar más allá que una simple respiración que emanaba tu olor.
Estoy seguro, en el fondo, de saber lo que dictaban los impulsos de tus pupilas dilatadas al perderse en mi mirada, sensación que bastó para dejarle la ilusión al destino y al reloj de volverte a encontrar en cada estación, como cuando me dijiste adiós.
Gianpaolo Sotomora Caridi (2009)
Recorro las calles sin rumbo alguno, intentando no ser invadido por un encuentro de recuerdos que obligan a mi pensamiento vivir una secuencia de anhelos, de besos y caricias que nunca existieron.
Tu ausencia me abraza en esta soledad que gira a través del espacio que me rodea. Comprendo el silencio de tus palabras, a distancia el aire travieso se las llevó a otras fronteras y su paradero nunca llega...
Buen truco el de desviar nuestra imaginación, para no lastimar dos almas que se pudieron encontrar más allá que una simple respiración que emanaba tu olor.
Estoy seguro, en el fondo, de saber lo que dictaban los impulsos de tus pupilas dilatadas al perderse en mi mirada, sensación que bastó para dejarle la ilusión al destino y al reloj de volverte a encontrar en cada estación, como cuando me dijiste adiós.
Gianpaolo Sotomora Caridi (2009)
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