Un libro sin escribir se ve mejor si tan sólo
le ponemos una portada para decir que existió, y no son un montón de hojas en
blanco sueltas buscando una razón de ser, donde se improvise una historia para
después leer. No es que quiera darle muerte prematura, pero por experiencia,
esto morirá antes de nacer. Le pondré de título tu nombre el que aún no sé, el
que no quiero saber, pero que podría ser cualquiera. Qué sentido tiene
interrumpir cuando puedo contemplar bajo ese silencio distante que conlleva más
palabras que las que no se dicen y hacerlo eterno aunque sea por un momento. Esta
vez decido ahorrar tinta y dejar las páginas vacías, no es que no me intereses,
eres el pistilo que iluminaría cualquier pupila, que por lo mismo este escritor
empedernido se encuentra más perdido que un náufrago cohibido bajo el
impresionante desierto del mar, en el universo absorbente que destellas al tan
sólo sonreír. Eres tan hermosa que ni la palabra misma pinta su definición como
tal.
Pueda que esta noche sea simplemente un pequeño
colibrí que se abstuvo de querer darle cuerpo a la obra de tu polinización, sin
intención de querer saltarme una introducción, yo ya terminé de escribir el
prólogo en mi imaginación. Sentí el dulce néctar que emana tu olor del enigma
de tu estigma que propaga tu aroma sobre el polen de las demás, donde las
caricias de tus pétalos son el índice perfecto de cualquier conclusión, convirtiéndome
en el protagonista del desarrollo del problema que no quería ser. Tomar de tu
cáliz ha sido el clímax que jamás podré describir, más grande que el nudo que
pudiera surgir en la antera de tus estambres. De tanta pasión me quedé con tu
capullo, separando tu pedúnculo del tallo que te daba más vida de la que podía
darte yo. ¡He marchitado una bella flor!
Que el epílogo sea una utopía, al no encontrar
forma de garabatear en líneas una obra de amor. Admiro tu belleza, eres la flor
con la corola más resplandeciente entre todas a la luz de la luna, hoy no
conocerás mi plumaje colorido, hoy dejaré el libro en blanco por si nos
volvemos a encontrar entre tanta vegetación. Sin palabras y entre tanto ruido,
seguiré siendo un desconocido. Mientras tanto,
que sea otro el picaflor que te encuentre y cuente la historia que pudo
existir entre los dos.
P.D.: Cuidado, no te encuentres atraída por quiropterofilia,
sino encuentra a alguien ornitofilia, como yo.
Gianpaolo Sotomora Caridi (2014) It